En esta publicación del blog de Emocionarte Academia os traigo la importancia de un espacio para jugar.
El espacio transicional. Donde el arte nos permite ser
Entre la realidad externa y nuestro mundo interno existe un territorio único: el espacio transicional.
Fue el psicoanalista británico Donald Winnicott, en su libro “Realidad y juego” (1971), quien lo describió como ese lugar intermedio donde el ser humano comienza a crear, imaginar y jugar.
🌱Un puente entre el adentro y el afuera
Desde que somos bebés, aprendemos a vivir entre dos mundos:
el de nuestras sensaciones internas y el de la realidad que nos rodea.
Cuando el niño abraza su manta, su peluche o un objeto especial, no solo se calma; está construyendo un puente entre su mundo emocional y el mundo real.
Ese objeto, dice Winnicott, es el objeto transicional: algo que pertenece a ambos mundos y ayuda al niño a sostener la seguridad interna mientras explora lo desconocido.
🎠El valor del juego: imaginar, experimentar, aprender
El juego es una de las formas más puras y seguras de explorar la vida.
En él, podemos imaginar miles de posibilidades, probar diferentes roles, recrear escenarios y resolver conflictos sin el peso del riesgo real.
Dentro del juego, la mente se expande.
Podemos ensayar la vida: equivocarnos, crear estrategias, descubrir soluciones, y sobre todo, aprender mientras disfrutamos.
El arte comparte esa misma esencia.
Cuando dibujamos, pintamos o creamos, también estamos jugando: explorando lo posible, lo simbólico y lo emocional desde un lugar protegido, libre y profundamente humano.
🎨 El arte como espacio transicional
A lo largo de la vida, seguimos necesitando ese espacio intermedio donde sentirnos libres, seguros y auténticos.
En la vida adulta, el arte puede ocupar ese lugar.
Cuando creamos, dibujamos o tocamos un instrumento, escribimos… no solo producimos algo “bonito”:
entramos en un espacio donde nuestra realidad interna puede expresarse sin miedo.
El arte se convierte así en un territorio simbólico, un refugio donde podemos explorar, reparar, y dar forma a lo que sentimos.
🪶 Zentangle Puede ser un objeto transicional
La práctica del Zentangle encarna perfectamente esta idea.
Cada tesela es una pequeña zona de juego entre la estructura y la libertad.
No hay error posible, no hay exigencia de resultado.
Solo la invitación a estar presente, a crear y descubrirte en cada trazo.
La tesela se convierte, entonces, en un objeto transicional:
un soporte físico que sostiene la experiencia interna de calma, atención y expresión.
En ella, el adentro y el afuera dialogan sin tensión.
🌸 Volver a jugar
Recuperar el espíritu de juego no es una regresión infantil; es una forma de reconectar con la creatividad y la vitalidad.
Cada vez que tomas un lápiz, una tesela o un color, abres ese espacio donde puedes ser tú mismo sin condiciones.
El espacio transicional no desaparece con la infancia.
Sigue esperándote, cada vez que te permites jugar, crear y sentirte vivo.
«Descubre todo lo que el arte puede hacer por ti»