En esta publicación del blog de Emocionarte Academia hablamos sobre la resiliencia y como educar una mente fuerte te ayuda a vivir cualquier situación y afrontarla.
¿Qué es la Resiliencia?
Según su definición la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador, un estado o situación adversos.
La resiliencia es una capacidad humana que nos ha ayudado a sobrevivir a pesar de sufrir en la vida perdidas, catástrofes, traumas, dolor, enfermedad y una larga lista de situaciones de las salimos y que incluso podemos salir fortalecidos.
Conocer esta capacidad y fortalecerla nos puede ayudar a superar problemas como depresión, la ansiedad.
Es una adaptación a tiempos difíciles
Significa ser capaz de afrontar eventos difíciles. Cuando pasa algo malo, sientes ira, sufrimiento y dolor. Sin embargo, puedes seguir adelante, tanto física como psicológicamente.
La resiliencia no significa tolerar una situación difícil sino aceptar que no lo podemos controlarlo todo, las cosas pasan aunque no queramos y somos capaces de superarlo, aunque el dolor en muchos momentos nos haga pensar lo contrario.
Consejos para aumentar la resiliencia
- Conéctate. Construir relaciones fuertes y sanas con tus seres queridos y amigos puede darte el apoyo y la orientación que necesitas en momentos buenos y malos.
- Haz que cada día sea valioso. Todos los días, haz algo que te dé una sensación de bienestar, algo que te motive. Busca aquello con lo que disfrutas y dedícale un rato.
- Aprende del pasado. Piensa cómo afrontaste los problemas en el pasado. Piensa qué te ayudó a superar tiempos difíciles. Incluso puedes escribir en un diario sobre eventos pasados para ver tus patrones de conducta y usar esto como guía para el futuro.
- Mantén la esperanza. No puedes cambiar el pasado, pero siempre puedes mirar hacia el futuro. Si te abres al cambio, te será más fácil adaptarte.
- Cuídate. Atiende a tus propias necesidades y sentimientos. Incorpora la actividad física a tu rutina diaria. Duerme el tiempo necesario, mantén una alimentación saludable. Practica cómo controlar el estrés. Prueba con técnicas de relajación, como el yoga, la meditación, la visualización dirigida, la respiración profunda.
- No ignores tus problemas. Recuperarte de un contratiempo, un trauma o una pérdida puede llevarte tiempo. Concédetelo, sufre, llora y tómate tu tiempo. Es doloroso, pero en la vida pasamos por estos momentos y podemos salir fortalecidos de ellos. Date un tiempo y recuerda siempre que “esto también pasará”.
Os invito a leer esta historia, sabia y enriquecedora.
Una vez, un rey de un país no muy lejano reunió a los sabios de su corte y les dijo:
– «He mandado hacer un precioso anillo con un diamante, con uno de los mejores orfebres de la zona. Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total. Me gustaría que ese mensaje ayude en el futuro a mis herederos y a los hijos de mis herederos. Tiene que ser pequeño, de tal forma que quepa debajo del diamante de mi anillo».
Todos aquellos que escucharon los deseos del rey, eran grandes sabios, eruditos que podían haber escrito grandes tratados… pero ¿pensar un mensaje que contuviera dos o tres palabras y que cupiera debajo de un diamante de un anillo? Muy difícil. Igualmente pensaron, y buscaron en sus libros de filosofía por muchas horas, sin encontrar nada en que ajustara a los deseos del poderoso rey.
El rey tenía muy próximo a él, un sirviente muy querido. Este hombre, que había sido también sirviente de su padre, y había cuidado de él cuando su madre había muerto, era tratado como la familia y gozaba del respeto de todos. El rey, por esos motivos, también lo consultó. Y éste le dijo:
– “No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje”
– «¿Como lo sabes preguntó el rey”?
– “Durante mi larga vida en Palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una oportunidad me encontré con un maestro. Era un invitado de tu padre, y yo estuve a su servicio. Cuando nos dejó, yo lo acompañe hasta la puerta para despedirlo y como gesto de agradecimiento me dio este mensaje”.
En ese momento el anciano escribió en un diminuto papel el mencionado mensaje. Lo dobló y se lo entregó al rey.
– “Pero no lo leas», dijo. «Mantenlo guardado en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida en una situación”.
Ese momento no tardó en llegar, el país fue invadido y su reino se vio amenazado.
Estaba huyendo a caballo para salvar su vida, mientras sus enemigos lo perseguían. Estaba solo, y los perseguidores eran numerosos. En un momento, llegó a un lugar donde el camino se acababa, y frente a él había un precipicio y un profundo valle.
Caer por él, sería fatal. No podía volver atrás, porque el enemigo le cerraba el camino. Podía escuchar el trote de los caballos, las voces, la proximidad del enemigo.
Fue entonces cuando recordó lo del anillo. Sacó el papel, lo abrió y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso para el momento…
Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”.
En ese momento fue consciente que se cernía sobre él, un gran silencio.
Los enemigos que lo perseguían se habían perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino. Pero lo cierto es que lo rodeó un inmenso silencio. Ya no se sentía el trotar de los caballos.
El rey se sintió profundamente agradecido al sirviente y al maestro desconocido. Esas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió nuevamente su ejército y reconquistó su reinado.
El día de la victoria, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile…y el rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.
En ese momento, nuevamente el anciano estaba a su lado y le dijo:
– “Apreciado rey, ha llegado el momento de que leas nuevamente el mensaje del anillo”
– “¿Qué quieres decir?”, preguntó el rey. “Ahora estoy viviendo una situación de euforia y alegría, las personas celebran mi retorno, hemos vencido al enemigo”.
– “Escucha”, dijo el anciano. “Este mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último, sino también para cuando eres el primero”.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje… “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
Y, nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba. Pero el orgullo, el ego había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo malo era tan transitorio como lo bueno.
Entonces el anciano le dijo:
– “Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.”
Recuerda que la Aceptación no es resignación, no es pasividad, no es estar de acuerdo con lo que está sucediendo…. es simplemente aceptar que muchas cosas no dependen de nosotros y de nosotras. Que no están bajo nuestro control. La aceptación nos lleva hacia la proactividad.
Nos lleva a ser conscientes de que si podemos hacer algo o cambiar algo en una situación, toda nuestra energía e intención deben ir en esa dirección. Cuando aceptamos algo, somos más capaces de ir hacia adelante. Nuestra resiliencia nos hace ser flexibles, cambiar y adaptarnos a las situaciones.
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